El cometido y sentido de realizar este acto por la Plataforma Ciudad Real Antifascista es homenajear a las generaciones anteriores de militante antifascistas más cercanos a nosotros que se entregaron consecuentemente a esta lucha, dejándose muchos de ellos la vida.
Homenajear a miles de luchadores y combatientes antifascistas, a la generación que hizo frente al levantamiento contrarrevolucionario de 1936, aquellos que tuvieron que enfrentarse a la guerra, que se batieron contra la posterior represión sanguinaria del fascismo victorioso, y que tuvieron que lidiar más de tres décadas con la clandestinidad, la miseria y la persecución política, ejemplo de ello es la heroicidad de los maquis. Y a todos aquellos luchadores y militantes antifascistas que partieron del tardo franquismo y comenzaron a caminar durante la transición, confrontando contra aquel pacto continuista que daba una fachada legal a la monarquía legada por Franco, una generación que tuvo que contemplar como el movimiento revolucionario quedaba desamparado y con las banderas plegadas.
Nosotros queremos ser el relevo que recoja la antorcha de las generaciones anteriores de militantes y luchadores antifascistas, dando continuidad a esta lucha que sigue vigente plenamente, y queremos hacerles un homenaje-recuerdo precisamente para proseguir, no desde el sentimentalismo y la nostalgia de algo pasado y enterrado, porque como bien dice uno de los encausados en el proceso 661/52:" la lucha de clases no tiene nada que ver con la moralidad, hablar de está en términos morales es una falsificación de la lucha de clases y la historia".
Hay sectores del reformismo representados y conocidos bien por todos, que en su momento tildaron de “guerra-civilistas”, de nostálgicos, que era remover los muertos y acusaron al resto de reabrir la herida cuando se quiso dignificar y restablecer la historia de todos los asesinados y represaliados por el fascismo que enarbolaban, y lo siguen haciendo, la bandera del progreso y la justicia social frente a la reacción y el oscurantismo. Hablamos de fascismo y no de franquismo, porque el régimen de terror que España vivió durante más 40 años no fue solo obra de un caudillo, sino también de un continuismo ya que no hubo depuración alguna, parte de ese sistema y discurso se transmitió y sigue vigente en las actuales condiciones. Algunos quieren tapar tras conceptos como franquismo, intolerantes, anti-democráticos, fachas... esos mismos 40 años de régimen fascista para aliviar el lavado de cara de la transición y la traición a los principios revolucionarios. Por otra parte los mismos que escondían la tricolor años después por puro oportunismo nos obsequian con leyes de memoria histórica que pretenden ser un segundo pacto de silencio y punto final que equipara responsabilidades, eso sí, desde la "óptica progresista". Este debate que sigue latente en el seno de la sociedad no puede ni debe servir al bloque oportunista de la burguesía, sino a la autentica recuperación de la memoria histórica antifascista.
A los que nos dicen que la guerra civil y posterior represión cruenta fue una guerra fratricida, entre otras muchas falacias. Nosotros les decimos que no, que estos acontecimientos han sido la álgida y máxima expresión de lo que es la lucha de clases en en el Estado español. Estos mismos dan la lucha antifascista por clausurada, ya alcanzamos la democracia nos dicen, pero lo que no explican es que aquellos que dieron su vida no luchaban por esta democracia burguesa.
El lugar y día elegido no pueden ser más simbólico para lo que intentamos transmitir, un 18 de Julio como símbolo del Golpe de Estado que provoco la contienda, el cerro del Ángel de Valdepeñas, un monumento a los 25 años de paz del régimen, una paz que debería ir acompañada por un apóstrofe importante, que representa la victoria "de una de una de las dos España que ha de helarte el corazón" como diría Antonio Machado sobre la otra, la de los opresores sobre los oprimidos. Pero el cerro del Ángel también representa la resistencia y la lucha antifascista. La dinamitación por parte del FRAP que redujo a hierros el monumento, evidencia la necesidad de despertar contra el letargo y la docilidad en la que nos tiene sumidos el sistema, a estar vigilantes frente a la normalidad con la que el fascismo se ha interiorizado en el cuerpo social.
Recobremos la memoria histórica de los que vinieron antes que nosotros, valoremos su coraje y entrega militante, y como el mejor recuerdo a los compañeros caídos en combate aprendamos de su experiencia histórica para conquistar un futuro sin fascismo ni capitalismo, ese es nuestro homenaje.
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